Este año si. Esto deben de estar
pensando muchos de los aficionados de Portland que ven a su equipo de
baloncesto liderando la Conferencia Oeste muchos años después con un record de
16-3. Con una plantilla joven liderada por el aclamado LaMarcus Aldridge, y con
jugadores de la calidad de Nicolas Batum o del rookie de la temporada pasada
Damian Lillard, el equipo de la Rip City se ha confirmado como la revelación de
la temporada y un posible aspirante al trono de los Heat.
Durante muchos años, el equipo en
el que jugará el primer español en la NBA ha sido un continuo cúmulo de infortunios.
Desde que ganaron su único anillo de la NBA en 1977, solo volvieron a llegar a
las finales en 1990 y 1992, a pesar de haber defendido sus colores jugadores de
la talla de Clyde Drexler, Scottie Pippen, Arvydas Sabonis o Drazen Petrovic.
Fue tal la mala suerte del equipo de Oregon con las lesiones y sus
desafortunadas elecciones del draft que fue catalogado como equipo gafe de la
NBA.
Tras conseguir su primer y único
anillo de campeón en 1977, los Trail Blazers comenzaron los años 80 como un
equipo joven y en reconstrucción liderado por Clyde Draxler. El futuro se
esperaba aún más esperanzador cuando en 1984 contaban con la segunda elección
del draft, en la que eligieron a Sam Bowie por delante de un tal Michael
Jordan. Una elección que marcaría el inicio de la maldición de Portland.
El segundo capítulo de la
maldición dio lugar a mediados de los 90. Tras los años de Draxler y Petrovic en
los que se llegó a dos finales de la NBA dirigidos por Rick Adelman, Portland
contaba con un equipo muy competitivo liderado por Sabonis, Wallace, Strickland
o Robinson. Sin embargo, y tras completar muy buenas temporadas regulares, caerían
en primera ronda durante seis años consecutivos (1993-1998).
Tras llegar a la final de
conferencia en el año 2000, en la que cayeron en el séptimo partido ante los
Lakers de O’Neal y Bryant, la franquicia de Paul Allen (cofundador de
Microsoft) tuvo varios años de travesía por el desierto. Hasta el año 2006,
temporada en la que la suerte del equipo parecía cambiar.
Con un jovencísimo Brandon Roy al
frente del equipo (rookie de la temporada 2006/2007), los Blazers contaban con
el número uno del draft por primera vez desde 1978. Y una vez más, la maldición
volvería a caer sobre Portland. En un draft con jugadores de la talla de Kevin
Durant, Marc Gasol o Joakim Noah, los Blazers eligieron en el número uno del
draft a Gred Oden, un potente pívot del que se esperaba que dominara los aros
de la NBA, que se perdió su primera temporada en la liga por culpa de las
lesiones.
El año 2010 sería desastroso para
Portland. Con una generación prometedora de jugadores como Aldridge, Roy u
Oden, el equipo confiaba en volver a la senda del triunfo. Sin embargo, Roy se
lesionaba viéndose obligado a retirarse indefinidamente del baloncesto,
mientras que los continuos problemas de lesiones de Oden hicieron a los Blazers
desprenderse de él.
Hasta que tras varias temporadas
deambulando por la parte media-baja de la clasificación, con tímidos destellos
de esperanza de la mano de Aldridge o desde el año pasado el base Lillard, el
equipo de Oregon se presentaba esta temporada como un equipo de mitad de tabla.
Sin embargo, el gran juego colectivo de los hombres dirigidos por Terry Scots
han sorprendido a muchos y con un record de 16 victorias y solo 3 derrotas lideran
la conferencia oeste por delante de equipos como San Antonio y Oklahoma.
Veremos si este año si, los
Blazers dejan atrás la maldición de Portland, o si por el contrario el equipo
de Oregon vuelve a caer fruto de los infortunios.
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