A sus 28 años, este mallorquín está deslumbrando cada partido que juega en la Liga Endesa y la Euroliga de Baloncesto.
Llegó a militar en la NBA, donde era adorado por la afición de los Portland Trailblazers, pero su rol dentro del equipo y el estilo de juego hicieron que volviera a Europa, tras probar durante el lockout de 2011.
Es precisamente ese talento una de las causas de ese rechazo de los aficionados de sus equipos rivales, pero siempre sumado a una personalidad arrolladora que le hace destacar, tanto para bien como para mal.
Ha tenido roces de todo tipo, prácticamente cada partido, como ejemplo el último encuentro frente al Valencia Basket, donde se las tuvo con Romain Sato, e incluso llegaron a propinarse varias patadas.
También influye que al ser una estrella, le suelen marcar muy de cerca y bastante duro, lo que le termina irritando.
Por otro lado, sus gestos en cada contacto que recibe, para forzar faltas personales, sientan mal a los contrarios, y suelen ser la raíz de muchos encontronazos.
Los franceses no guardan un buen recuerdo suyo, tras las victorias en los campeonatos de selecciones de España, que dieron como resultado alguna agresión gala a integrantes españoles.
Por último, su actitud gestual, de parecer superior a los demás, tampoco ayuda a la hora de mejorar su imagen.
Para finalizar el análisis no debe faltar uno de los casos más flagrantes de la Euroliga. Ocurrió en Kaunas, Lituania. El Real Madrid había derrotado al equipo local por un tanto, cuando a la salida del estadio dos aficionados del Zalgiris agredieron a Rudy. La razón fue un incidente que había tenido lugar en la ida, y por ello el alero estaba siendo protegido por un guardia de seguridad del propio club, pero no evitó el suceso.
Lo peor de todo fue que se saldó con una simple multa al equipo lituano de 25.000 euros.
Los hermanos Maciai, los agresores. |
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